La
mayoría de los equipos electrónicos requieren tensiones
de CC para su funcionamiento. Estas tensiones pueden ser suministradas
por baterías o por fuentes de alimentación internas
que convierten la corriente alterna, que puede obtenerse de la
red eléctrica que llega a cada vivienda, en tensiones reguladas
de CC.
El primer elemento de una fuente
de alimentación de CC interna es el transformador, que
eleva o disminuye la tensión de entrada a un nivel adecuado
para el funcionamiento del equipo. La función secundaria
del transformador es servir como aislamiento de masa (conexión
a tierra) eléctrica del dispositivo a fin de reducir posibles
peligros de electrocución. A continuación del transformador
se sitúa un rectificador, que suele ser un diodo. En el
pasado se utilizaban diodos de vacío y una amplia variedad
de diferentes materiales (cristales de germanio o sulfato de cadmio)
en los rectificadores de baja potencia empleados en los equipos
electrónicos. En la actualidad se emplean casi exclusivamente
rectificadores de silicio debido a su bajo coste y alta fiabilidad.
Las fluctuaciones y ondulaciones
superpuestas a la tensión de CC rectificada (percibidas
como un zumbido en los amplificadores de sonido defectuosos) pueden
filtrarse mediante un condensador. Cuanto más grande sea
el condensador, menor será el nivel de fluctuación
de la tensión. Es posible alcanzar un control más
exacto sobre los niveles y fluctuaciones de tensión mediante
un regulador de tensión, que también consigue que
las tensiones internas sean independientes de las fluctuaciones
que puedan encontrarse en un artefacto eléctrico.
Un
sencillo regulador de tensión que se utiliza a menudo es
el diodo de Zener, formado por un diodo de unión pn de
estado sólido que actúa como aislante hasta una
tensión predeterminada. Por encima de dicha tensión,
se convierte en un conductor que deriva los excesos de tensión.
Por lo general, los reguladores de tensión más sofisticados
se construyen como circuitos integrados.
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