Una
corriente de aire se define como un enfriamiento localizado del
cuerpo causado por el movimiento del aire. Las corrientes de aire
han sido identificadas como uno de los factores ambientales más
molestos en los lugares de trabajo en general y como el más
molesto en las oficinas. En ocasiones, este hecho lleva a los
ocupantes de un espacio a cerrar los difusores del aire e incluso
a parar el sistema de ventilación.
En lugares con calefacción, pero que
no tienen sistemas mecánicos de ventilación, las
molestias pueden ser debidas a las corrientes convectivas que
se forman a lo largo de las ventanas u otras superficies frías.
El flujo de aire en un local es normalmente
turbulento y la velocidad fluctúa al azar. La intensidad
de la turbulencia es función de la velocidad media del
aire y de la desviación estándar de la velocidad
de fluctuación. La percepción de una corriente de
aire depende de:
La velocidad del aire.
El grado de turbulencia del aire.
La temperatura del aire.
El área del cuerpo expuesta.
El estado térmico de la persona, por
ejemplo: una persona calurosa percibe la corriente como una brisa
agradable, mientras que una friolera la percibe como corriente
molesta.
Fanger y su equipo
realizaron una serie de experimentos en cámaras climáticas
en las que 150 personas fueron expuestas a temperaturas del aire
que oscilaban entre los 20°C y 26°C, a velocidades medias
del aire entre 0,05 y 0,4 m/s y a unas intensidades de turbulencia
que oscilaban entre el 0% y el 70%. Las personas participantes
mantenían una actividad ligera, sedentaria y se mantenían
próximos a la neutralidad térmica para el conjunto
del cuerpo modificando su indumentaria.
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