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Existen diferentes
clasificaciones para agrupar los tipos de encofrado: según
el número de usos que seña utilizado, por el método
y tiempo necesario para conseguir la forma final del continente,
según el tipo de hormigón que va a contener (visto
o para recubrir) y por los materiales de construcción del
encofrado.
Que difiere de que un encofrado sea perdido
o recuperable; si se quiere volver a utilizar hay que prever,
además de la técnica a emplear para desencofrarlo,
los trabajos de limpieza, almacenaje y mantenimiento posteriores,
mientras que si el encofrado no lo recuperamos lo perderemos embebido
en el hormigón fraguado; en un caso aumentamos la mano
de obra y en el otro crece el coste de reposición.

Para encofrar superficies continuas de forma
repetitiva o de gran altura es más fácil con la
utilización de plataformas que permitan su movimiento y
recolocación para su posterior uso. De las grandes piezas,
en el mercado también se encuentran sistemas autoportantes,
deslizantes y trepadores (estos encofrados con módulos a
autónomos de 1 a 3 metros, se deslizan verticalmente existiendo
dos tipologías según se realice su ejecución).
El sistema utilizado para la construcción
de viviendas aisladas se basa en la unión de diversos paneles
estándar, con medidas entre los 20x100 hasta los 350x200
centímetros, permitiendo conseguir encofrados de dimensiones
mayores mediante la posibilidad de la combinación vertical
y horizontal de las mismas bandejas. Estas deben ser de formato
pequeño para así manipularlas y fijarlas de forma
rápida y manual. Existen sistemas basados en un gran número
de piezas combinables (de 8 a 34 elementos) mientras otros disponen
de piezas especiales para los cambios de ángulo en sus
paramentos.
Materiales de encofrado:
La bandeja de encofrado puede confeccionarse
en diversos materiales, siendo el más utilizado la madera.
Estos paneles, compuestos por piezas macizas o laminadas de 12
a 35 milímetros de madera (normalmente de pino, haya o
abedul) tratada al carbonilo-xilofeno o revestidas por planchas
fenólicas, son ensambladas en cola de milano múltiple
o con estanquillas, encoladas en ondas delgadas (de aproximadamente
12 x 3 milímetros), encerradas por un herraje de acero
galvanizado de 1 milímetro de espesor, como mínimo,
y enmarcadas con tubos de aluminio o acero galvanizado. Los tamaños
de los tableros condicionarán las juntas de trabajo y su
modulación.
La diferencia del encofrado según
el tipo de hormigón no será muy apreciable: para
un hormigón visto los paneles utilizados deberán
ser lisos, impermeables, normalmente metálicos, ya que
permiten un número de puestas mayor que los plafones de
madera, y a veces se recubrirán de tejidos antiadherentes
o líquidos desencofrantes, condiciones que no serán
requeridas en el caso que el hormigón no sea el acabado
final de obra.
Otros materiales utilizados que facilitan
una rápida puesta en obra son el acero, el plástico
y el cartón plastificado. Con este último se forman
encofrados especialmente indicados para columnas y pilares redondos,
cuadrados y rectangulares, disponibles en diámetros de
150 a 1500 mm con alturas variables entre los 3 y los 12 metros
y con un grueso de 9 mm. El cartón es un excelente material
que conserva un alto grado de humedad y por lo tanto lo convierte
en muy adecuado para un buen encofrado.
Muros y
pilares:
El encofrado en muros y pilares se realiza
con tableros modulares de varios anchos (25, 50, 75 y 90 cm),
y con alturas de 0’6 a 3 m, dos angulares diferentes para
las esquinas interiores y exteriores y unas barras que se utilizan
como pasantes sobre el ancho del muro (protegidas por un tubo
de PVC para poder recuperarlas). Dichas barras están tensadas
por un tornillo de apriete conocido como mariposa.
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