La mayoría de las especies y variedades de frutales necesitan
ser polinizados para producir una buena cosecha. Algunos producen
una buena cantidad de fruta al ser polinizados por su propio polen
(autopolinización) y éstas variedades se denominan
autofructíferas.
Otras variedades son parcialmente autofructíferas y tienen
un rendimiento mucho mayor y mejor calidad del fruto cuando se
las somete a polinización cruzada. Otras especies necesitan
ser polinizadas con polen de otras variedades (peras, manzanas,
ciruelas) y solo bajo éstas circunstancias producen frutos.
En la literatura científica referente al tema se encuentran
numerosos trabajos que resaltan la importancia de la componente
polinización en la productividad cuali y cuantitativa de
peras y manzanas, que van desde el trabajo pionero de Waite (1895,
1899), donde se demuestra la necesidad de polinización
cruzadas entre cultivares, hasta los trabajos de Robinson y colaboradores;
que calculan el impacto económico de la polinización
entomófila de varios cultivos para los EE.UU., asignando
un 90 % y un 70 % de dependencia de lo producido en manzanas y
peras respectivamente a la acción de Apis mellifera como
polinizador.
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